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Vinos orgánicos: Una tendencia que crece y llegó para quedarse

Bodegas en Mendoza, Noticias

Carlos Camargo, en la ciudad de San Rafael, a 270 km del sur de la capital de Mendoza, produce vinos orgánicos y aceite de oliva. Además, combina sus producciones con el turismo rural.

Por Alejandro Besana | @alitobesana

En el sur de Mendoza, una zona árida pero rica para la producción de vino se encuentra la Bodega Familia Camargo. Su administrador y dueño, Carlos Camargo, vive en la finca junto a sus dos hijos y cuatro nietos.

Un emprendimiento netamente familiar que ha desarrollado a lo largo de estos años y da sus frutos porque combina la producción orgánica de vino, con el aceite de oliva – dos elementos esenciales en un buen maridaje – junto con el turismo rural.

Bajo sus dos marcas de comercialización (Bodega Familia Camargo y Finca Rincón Deseado) en tres hectáreas produce las cepas de Cabernet Sauvignon y Malbec.

Actualmente producen entre 18.000 y 20.000 litros, alrededor de unas 15.000 botellas por año.

El establecimiento al estar cerca de las tomas de agua de los ríos, utiliza el riego por manto y describe Carlos Camargo “el terroir sanrafaelino es con mucha historia. Muy semejante a Luján de Cuyo, Maipú, Guaymallen, y otras localidades de la provincia de Mendoza. Acá, los inmigrantes italianos, suizos, alemanes y españoles que llegaron a estas zonas hace 130 años, también llegaron al sur de la provincia, caso Arizu, Suter, Rodolfo Iselin, Tornagui y tantos otros”.

Y continuó: “Es fácil producir vides y olivos por el clima (noches frescas y días calurosos) y que logra una amplitud térmica muy favorable. Nuestras viñas están a 700 metros de altura sobre el nivel del mar, lo cual hace también favorable el desarrollo de ambos cultivos y poder producir satisfactoriamente”.

A la hora de contar porque apostar a los vinos orgánicos, Camargo explicó que “fue una decisión apenas nos vinimos a vivir a la finca hace 22 años. Es un valor agregado importante para nosotros, hay mucha gente que realmente busca el producto orgánico”. 

Carlos Camargo junto a su mujer en el establecimiento productivo.

Además, el productor familiar indicó que “es fácil llevar adelante los procesos de trabajo en la viña orgánica, y su posterior elaboración. Estamos en una región donde el clima es muy seco y no hay enfermedades, no hay hongos, cuestiones fundamentales para llevar adelante la producción orgánica”.

Asimismo, Camargo indicó que “los vinos orgánicos son vinos jóvenes, que se tienen que vender en el año, y por supuesto, hay que tratar de tomarlos jóvenes, pueden aguantar uno o dos años, pero lo ideal es consumirlos rápidamente”. 

En el establecimiento se producen solo tintos y tienen permitido la utilización y el certificado de la producción orgánica, ya que es muy bajo el nivel de sulfitos en los vinos que realizan.

El desarrollo y la importancia del turismo rural en la región

“La venta directa es a través de turistas. Nuestra finca es abierta al turismo, es turismo rural. Nos queda el cliente y nos ha ayudado mucho Federación Agraria. Ellos mismos nos mandan clientes y nunca nos falta un pedido, se logra vender la producción. 

Esos clientes que tenemos, son fijos. El turismo es la clave”, expresó Camargo.

La cosecha en Bodega Camargo, ubicada en la localidad de San Rafael, Mendoza.

En relación al impacto de la pandemia, el productor deslizó que “esto va a terminar, y hemos visto que ha habido un bajón en las ventas. El productor no va a bajar los brazos. Necesitamos mucho trabajo de los Estados, en los tres niveles, nacional, provincial y municipal, para que nos apoyen en el mantenimiento de las fuentes de trabajo de la gente”. 

El manejo y la sustentabilidad de la viña orgánica

El manejo dentro del establecimiento, es esencial para poder llevar adelante el proceso orgánico, que para estar certificado se requieren acciones sustentables para lograrlo.

En este sentido, Camargo indicó que “fertilizamos con guano de cabra, fue, es y será el abono por excelencia. El guano de cabra, es lo mejor que hay en esta zona, te dura tres años y es muy residual”. 

En relación a posibles inversiones, el productor señaló que “hoy en día tenemos que quedarnos quietos, de pasar esta pandemia que nos tiene mal a todos. El año que viene, nos gustaría seguir creciendo”. 

Y continuó “Por suerte mi familia quiere estudiar enología, la finca esta. Esta la posibilidad de ir ampliándola”. 

El proceso de embotellado y etiquetado dentro de la bodega.

La presión impositiva en el sector

“Esta difícil, si bien nosotros tenemos regímenes especiales al ser artesanales y chicos. 

la presión impositiva es bastante grande en este rubro. Para un productor pequeño mantenerse es complicado”, explicó Camargo.

Igualmente, Camargo comentó que “este país tiene las mejores tierras para producir vino y aceite de oliva, y el productor siempre tira para adelante”.

La familia Camargo en el establecimiento donde también tienen una huerta orgánica.

El aceite de oliva

Camargo contó que la producción de aceite de oliva, es un valor agregado fundamental dentro de la finca. “Conseguimos que nos traigan los olivos y certificamos el proceso. No es fácil encontrar productores con certificado de producción olivícola”.

“El mercado no tiene límites de aceite de primera prensada en frio. Está desabastecido y hay mucha demanda”.

Producen entre 5000 y 6000 litros de aceite de oliva por año.  

“Este año hemos tenido un problema muy grave que dejó el 30% de aceitunas nada más. La mayor cantidad que hacemos es Arbequina y Arauco. son las principales variedades que comercializamos”, finalizó. 

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