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Se consolida la producción de vino en entre ríos: suma hectáreas y calidad

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Ya son más de 130 hectáreas en la producción desde 1993 y hay varios emprendimientos que continúan insertándose en el mercado nacional.

El cultivo de la vid se puede realizar en ambientes muy diversos. En gran parte del planeta se cultiva vid y en nuestro país constantemente aparecen nuevos lugares para su cultivo, desde la cordillera hasta el mar y desde zonas tropicales hasta la Patagonia. Sin embargo, la provincia de Entre Ríos no sería el caso de un lugar nuevo, ya que allí este cultivo tuvo gran importancia a fines del siglo XIX y comienzos del XX.

En la actualidad la actividad vitivinícola viene reinstalándose en nuestra provincia con un crecimiento constante de las plantaciones y la concreción de la habilitación por parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura de nuevas bodegas. De la mano del sector productivo, el sector institucional va acompañando con la creación de carreras vinculadas y otras acciones.

Sin duda la actividad es viable en la provincia, teniendo en cuenta que una de las variedades más importantes en la Tannat. Por otro lado, la actividad se vería muy favorecida por su relación con el turismo, rubro muy importante también en la región.

Las primeras vides fueron plantadas por Justo José de Urquiza en 1863. En 1907, la provincia mesopotámica era la 4ta. productora de uvas y vinos del país, con 4.900 ha de viñas y 30 bodegas. En 1935, durante la Década Infame, un decreto del gobierno fraudulento del general Agustín Pedro Justo ordenó erradicar los viñedos, romper toneles y derramar el vino, argumentando que en Cuyo había excedentes. Recién en 1993, una nueva regulación del INV puso fin a la prohibición y la actividad recomenzó desde cero. Hoy tiene unas 150 has implantadas, la mayor parte con su varietal insignia: el tannat.

Las tres bodegas que lideraron la recuperación del sector

La bodega Vulliez Sermet ha sido la pionera en esta segunda etapa de la vitivinicultura entrerriana. Los integrantes de las nuevas generaciones de esta familia, incentivados por los relatos del abuelo Carlos Miguel, quien vivió aquellos años de prohibición, se lanzaron a la tarea de revivir el trabajo en la viña.

La bodega BordeRío, ubicada en Victoria, propiedad de Verónica Irazoqui y Guillermo Tornatore, abrió un poco después del 2002. Hoy cuenta con 18 hectáreas de viñedos y olivares y una producción de vinos -«Injusto»- y espumantes -«BordeRío»- que juntos alcanzan hoy las 50.000 botellas anuales, aunque las instalaciones permiten crecer hasta 100.000 al año.

La bodega Los Aromitos, en Crespo, es el tercer emprendimiento del renacimiento vitivinícola. La bodega trabaja desde el 2011 y fue creciendo lentamente hasta adquirir hace unos tres años la categoría industrial. Aquí, elaboran su etiqueta «Ára» con la cosecha de los viñedos de Tannat, Syrah, Merlot y Malbec que poseen en Colonia Ensayo, departamento de Diamante, a unos 50 km de distancia. La bodega está abierta al turismo previa cita.

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